INTRODUCCION
El presente ensayo pretende analizar las opiniones que Yves Michaud hace con respecto a la orientación que ha tenido el arte en el transcurso de los dos últimos siglos, y tratar de incorporar estos comentarios al segundo capítulo de la tesis de maestría que presentare al concluir con los estudios de la misma, en virtud a la importante aportación que determinara la dirección que lleva mi producción en la investigación que hago sobre el tema “Metamorfosis de una imagen” Simbolismo abstracto y el rayo laser como herramienta de apoyo en la creación de matrices para estampación, principalmente en lo que se refiere a la imagen y su cambio que tiene a partir de lo figurativo a lo abstracto, esta forma de pensamiento ayudara a ubicar de mejor manera mi trabajo, evitando caer en lo que actualmente se denomina como no arte y la ausencia de la estructura formal sobre el concepto, dando especial énfasis a la estructura significativa para lograr una interactividad entre el objeto y el espectador, generando una mayor libertad en su apreciación dependiendo de su cultura, estado de ánimo, entorno sociopolítico, etc., y de esta manera no pierda vigencia la obra en su constante interpretación.
ANTECEDENTES
Yves Michaud, considera apocalíptica, la forma en que se han venido desarrollando los eventos que han determinado un ocaso en el arte, particularmente en su forma y concepto tradicional, para dar paso a nuevas formas que han favorecido la casi desaparición de la producción artística en su estado físico, llamándole a este efecto el arte evaporado o en estado gaseoso, principalmente su argumento se basa en la forma que el consumismo ha venido haciendo más rápida las producciones y más novedosas, rayando en lo critico, nihilista y en algunas ocasiones manejando solo conceptos de acuerdo a la forma en que se venden los proyectos, siendo esta práctica aceptada por el mercantilismo que favorece el orden económico de acuerdo a la oferta y la demanda, esto no solo es perceptible en las artes, también en la cotidianidad, donde cada vez vemos mas basura contaminado el planeta no obstante se crea una autodestrucción, por lo que siempre el arte deja constancia de la forma de vida, las costumbres y tradiciones de la época en que se realizan, esta vorágine ha venido dejando secuelas que en el mejor de los casos han dejado un aprendizaje que viene a encontrar nuevas formas de producir arte, alejándose paulatinamente de los radicalismos negativos que nos han volcado contra nosotros mismos como una inercia enajenante, el autor también analiza las opiniones de los filósofos contemporáneos que en su momento nos dieron la pauta para tratar de justificar y de alguna manera asentar en sus propuestas una visión futura que a la fecha nos está alcanzando, los ejemplos son muchos y muy bien tocados, por lo que en este pequeño ensayo solo dejare asentada la idea principal del autor.
CONCLUSIONES
Considero que el arte se encuentra en un constante movimiento en espiral ascendente, por lo que a diferencia de algunas representaciones graficas que presentan algunos autores, donde se observa un inicio que llega a una culminación, para después venir decayendo, pasar por el punto de inicio y continuar su descenso hasta tocar fondo y después volver a retomar una ascendente que nuevamente lo llevara al punto de partida para repetir nuevamente el ciclo, la espiral ascendente logra no una decadencia, sino un cumulo de experiencias que logran construir sobre bases solidas, y mantener una constante de aprendizaje y experimentación que en muchos casos al estar ligada con los avances científicos y tecnológicos, además de la posturas filosóficas de los autores de la misma época de producción, crean una simbiosis de conocimiento y apreciación tanto estética como artística, en el caso de las opiniones de Yves Michaud, donde considera que las nuevas tendencias del arte ha venido detrimentando la producción y la forma de ver, apreciar y consumir el arte, podría coincidir, en cuanto a que lamentablemente la posición mercantilista de muchos distribuidores del arte, vienen consumiendo de manera irracional la producción artística, encaminando sus necesidades a las caprichosas variantes del mercado, no importando que las obras sean cada vez desechables, sin permanencia visual o material, en este sentido también los consumidores del arte, por su afán de exacerbado coleccionismo y originalidad de sus adquisiciones, han orillado a los artistas a buscar nuevas formas que determinen su participación en los mercados con el afán de sobrevivir al constante canibalismo existente, principalmente por la acumulación de capital que manejan los grandes mercaderes donde sobrevaluan las obras creando un ingrato mercado donde se observa en muchas ocasiones el blof y la apariencia de algunos coleccionistas que afectan la inercia natural de la oferta y la demanda que actualmente rige las condiciones del arte.
La subordinación del artista que siempre ha tratado de liberarse de las condiciones que determinan su creación, parece que no termina, desde los inicios de las producciones al servicio de los rituales de apropiación del espíritu de los animales para su buena caza (Paleolítico), lo utilitario (Neolítico), de apoyo a las exigencias de belleza de la comunidad (Grecia), de la exaltación de la nobleza y el poder en los gobernantes (Roma), actualmente en todos los países con el diseño y la publicidad, la religión (el Medievo), la imagen (Burguesía), etc., hasta nuestros días con el mercado, esta aparente libertad en algunos casos también se subordina, en los últimos siglos, al status económico que gozan algunos al ser exitosos en su época y momento, lo cual los obliga a caer en incongruencias plásticas del mercado, para conservar su posicionamiento económico, siendo esclavos de ellos mismos al dificultarse nuevas propuestas que pondrían en riesgo su aceptación, riesgo que algunos han empezado a tomar como el caso de Damien Hirst y Gabriel Orozco entre otros, que regresan a su origen, no sé si por falta de ideas que se mantengan dentro de sus inercias plásticas o por la autosuficiencia económica que les permite experimentar nuevamente dentro de nuevos conceptos plásticos con técnicas tradicionales.
Considerando las opiniones del autor sobre la forma en que el arte se viene convirtiendo en algo diferente a lo tradicional y que se escapa de la permanencia material, coincido en las aberraciones que algunos artistas han llegado a explotar en pro de la participación de un mercado cada vez mas competido, no por la manufactura de sus propuestas, sino por las tendencias de los mercados que determinan posiciones absurdas en beneficio de un orden económico, creo que el arte desechable continuara en la medida que los consumidores mantengan una consistencia con las opiniones y críticas de los teóricos que han dado mayor peso a la Estética que a las propias obras, me queda claro que existen autenticas formas de expresión desde Marcel Duchamp, donde los artistas expresan sus autenticas inquietudes con respecto a su participación histórica sobre bases teóricas que sustentan sus discursos plásticos, sin embargo también me queda claro que muchos lo han tomado como una moda para estar presentes en los escaparates del arte manejando un pseudoarte, como es el caso del artista nicaragüense Guillermo Vargas Habacuc quien en aras de ser más original cifra su propuesta en el sacrificio de un perro al que ata en una pared de una galería para dejarlo morir de hambre ante la vista de los espectadores, que estuvieron más por morbo que por otro interés.
También me queda claro que podemos manejar estas propuestas y buscar las mejores alternativas que nos permitan crear discursos más auténticos dentro de los avances tecnológicos y de pensamiento, dar una nueva forma de plástica que refuerce el concepto humanista del ser.
Considero pues, que debo retomar todo aquello que apoye mis propuestas sin caer en “ismos” que radicalicen una deconstrucción o lleven al nihilismo la producción y las ideas que trato de manejar.
FUENTES DE CONSULTA
• Michaud, Yves, “El arte en estado gaseoso”, breviarios, Fondo de Cultura Económica 555, 2007, primera reimpresión 2009, ISBN 978-968-16-7907-1
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